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¿Es el coronavirus una guerra?

Inés de la Fuente
15/03/21

El discurso público, arma de doble filo en tiempos de pandemia

demostración pública

Hoy, 15 de marzo de 2021, Inés Olza, doctora en lingüística en la Universidad de Navarra ha sido invitada a las Jornadas Blanquerna porque es una de las fundadoras en redes sociales del proyecto #ReframeCovid, que tiene como objetivo el replanteamiento de la manera en la que pensamos en la COVID-19. Olza ha tenido el placer de dotarnos con sus conocimientos lingüísticos para explicarnos el enfoque que se le ha dado a la pandemia mediante la lengua.

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El lenguaje es la herramienta que utilizamos las personas para traducir la realidad, para explicarla. Pero también podemos modelar esta misma. Se trata de un arma de doble filo, porque según las palabras escogidas para definir un concepto, se puede provocar que la de gente perciba la realidad manera de una otra.

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La idea principal y el hilo conductor durante toda la conferencia ha sido el uso que se le ha dado a la metáfora bélica como discurso para referirse a la pandemia desde sus inicios. Es el lenguaje que han utilizado la mayoría de gobiernos para concienciar a la población de la gravedad de la situación. Olza destaca algunos de los conceptos metafóricos más utilizados durante estos tiempos. Por ejemplo, la definición del bloqueo de la economía como un periodo de hibernación y renovación del que saldremos más fuertes que nunca, la comparación de la idea de desescalada con un concepto relacionado con trayectorias físicas (escalar las medidas de seguridad para más tarde desescalarlas) o la manera en que se nos pedía a los ciudadanos, de manera contradictoria, que lucháramos contra el coronavirus cuando realmente lo que se tenía que poner en práctica era una inacción total.

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Olza explica que aunque una gran parte de la población no ha sufrido una guerra física, todos tenemos ese imaginario donde se encuentra la definición de combate. Por ese motivo, la tendencia ha sido crear un paralelismo entre los actos bélicos y los tiempos que corren. En este caso, el enemigo es el virus y los líderes de cada país lo combaten con diferentes tácticas y estrategias. Lo que denuncia la doctora Olza es la problemática del uso prolongado de esta metáfora. Si la utilizamos incluso cuando no hay ni rastro de guerra, lo que podemos provocar es quitarle la importancia que tiene realmente una verdadera guerra.

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La metáfora bélica comenzó hace un año y sigue emergiendo. Hay políticos y comunicadores que no están de acuerdo con este discurso y piensan que el comportamiento humano durante la pandemia es en cierta parte un test de humanidad. Más que pensar que somos soldados y que los políticos son comandantes, en lo que hay que centrarse es en como proporcionar el mayor número posible de herramientas y recursos a aquellos que realmente están lidiando con la pandemia, es decir, todo el equipo sanitario.

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Como conclusión, Olza vuelve a reiterar en la idea de que el lenguaje es un objeto natural de disputa y sirve para legitimar y deslegitimar mensajes. Por eso, en tiempos de pandemia global, es trabajo de todos reflexionar bien el nombre con el que se llaman los conceptos y el significado detrás los mismos.

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